Blanca Suárez, Maggie Civantos, Ana Fernández, Nadia de Santiago y Ana Polvorosa interpretan a las principales protagonistas de la serie. “Mujeres fuertes e independientes”, como rezan más de una vez, sumergidas en un mundo de hombres en el cual se les restringe muchas de las libertades en las que hoy gozamos.Entre la trama, la subtrama personal de cada una de ellas. Nos interesa, sobre todo, el lío amoroso entre Sara Millán y Carlota Rodriguez de Senillosa (Ana Polvorosa y Ana Fernandez respectivamente). En la primera temporada, la amistad entre los personajes surgió tras una tensión que evocaba deseo. Finalmente se convirtieron en un trío junto con el novio oficial de Carlota. Poliamor y bisexualidad para una serie inspirada en los años 20; buena elección, desde luego.
En esta última temporada han ido un paso más allá, borrando de un plumazo la pareja lésbica ya que Sara Millán se confiesa, y cito textualmente, “un hombre atrapada en un cuerpo de mujer”. Imaginémonos cómo debía ser eso en aquella época donde se tachaba de enferma a la persona con disforia de género. Médicos, psiquiatras y un hospital para enfermos mentales muy dudoso. La ignorancia y el desconocimiento que acarreaba los tiempos donde la libertad sexual era impensable.Tendremos que esperar a una tercera temporada para saber cómo se resuelve esta trama y es que Las Chicas del Cable parecen haber conectado muy bien en la ficción española.
No entiendo porque arruinan una serie que comenzó bien, para que luego metan esos grupos de géneros, están metiéndose en todo y nadie se esta dando cuenta 🙁