¿Sería catalogar hipocresía la invitación tanto a los pertenecientes al colectivo como a los periodistas de color, puesto que no encaja con la línea política de la legislatura de Donald Trump? No lo creo.
La ideología de Trump, sí, esa que dice “make America white again”, cuando América no ha sido blanca nunca, es digna de estudio. Jamás hubiésemos pensado que en 2016 -cuando Trump ganó las elecciones convirtiéndose en el presidente número 45 de los Estados Unidos de América- la gente pudiese viajar al pasado para no retornar jamás.La discriminación que ejerce a miembros de la sociedad que no comulgan con su ideología o que directamente no pertenecen al sector que él considera como válido es digno de doctrina totalitaria.
La superpotencia mundial está siendo saboteada con ideales arcaicos e impensables para este siglo en la sociedad avanzada (¡estamos hablando del país que exporta toda su cultura a la mayoría del mundo!) que es la estadounidense.
Desde luego un duro golpe no para el colectivo LGBT sino para la imagen Trump, que desde hace tiempo se está ganando la antipatía de las personas más influyentes del país. Que usted no es el ombligo del mundo, señor Trump.Ya nos dimos cuenta que el colectivo LGBT estaba en el punto de mira de la exclusión cuando la directiva de Trump eliminó de golpe y porrazo la pestaña del colectivo de la página oficial de la Casa Blanca.
