Total, que estás ahí, disfrutando de la compañía de una mujer y viene el listo de turno a bailaros por detrás. Escena típica:
—Hey, hola. Qué guapas sois.
—…(silencio incómodo) Gracias.
—¿Me presentas a tu amiga?
—No es mi amiga, es mi novia.
Me gustaría saber si en vez de novias fueseis una pareja de chica y chico él se hubiese acercado para hablar contigo y que le presentases a tu pareja. Déjame pensar… ¡NO!
Pero eso no es todo. Cuando no estás con tu pareja y alguien, pongamos de clase, intenta ligar contigo y sin frenarle los pies (porque consideras que es incómodo) le recalcas con toda la intención del mundo que tienes novia, todavía va y no se siente aludido:
—¿Quedamos para ir a cenar y al cine el sábado?
—Ehm… que va, el sábado he quedado con MI NOVIA (te falta ponerle luces de neón a eso).
—¿Y el viernes?
— No.
—¿Por qué? ¿No te gusto?
A ver, ¿qué no has entendido de la frase he quedado con mi novia? Y es que no se lo toman en serio, como si nos juntásemos entre nosotras hasta ver aparecer al príncipe azul, colega. Como diría Iván Guevara “No querías a Romeo, esperabas a Julieta”. Tú si que sabes, Iván.
El hecho de que muchas veces obvian a nuestra pareja por el hecho de ser mujer es un hecho irrefutable. ¿En qué clase de situaciones os habéis visto envueltas vosotras?