Jose Eos, el creador del corto lésbico Camino a Fridonia

Soy Jose Eos, empecé en el mundo de la edición de video hace aproximadamente 3 años como un hobby, formándome a través de tutoriales e invirtiendo mi tiempo libre en grabación y edición. Con el tiempo se convirtió en mi prioridad, ya que no solo era algo que me gustaba realizar si no que me permitía hacer llegar mi manera de ver el mundo a los demás y así poder transmitir valores. Pienso que muchas veces nos quejamos de lo que no nos gusta, pero son pocas las veces que hacemos algo para cambiarlo. Con la creación de vídeos vi la posibilidad de poder aportar algo a la sociedad, a través de mensajes de tolerancia, igualdad y respeto, porque si todos fuésemos capaces de entender como se sienten los demás o porqué hacen lo que hacen, dejaríamos de juzgar.

Hace un año decidí lanzarme a la aventura de emprender junto con dos compañeros creando Sunset Group, una iniciativa en la que asesoramos a las empresas en el ámbito de marketing y de branding (entre otras funciones) y sobretodo les hacemos ver la importancia de la responsabilidad social corporativa, ya que las organizaciones son las que mueven el mercado y no pueden hacer oídos sordos a lo que sucede a su alrededor.

Ya habíamos colaborado con el colectivo LGTB hace dos años creando un evento de Zumba en el día del orgullo que finalizaba con una macroquedada para darse un beso, fue una experiencia muy bonita y nos permitió hacer algo más de “ruido” en los medios para promover un amor libre de prejuicios. Este año quisimos ir un poco más lejos con la producción de un vídeo para mostrar como muchas personas se sienten, y de alguna manera hacer que quien lo vea pueda empatizar con ellas. Empezamos haciendo un casting para actrices que quisieran participar de forma voluntaria. Se presentaron cerca de 20 chicas y aunque fue difícil decidirse, al final seleccionamos a las 2 que más ganas y esfuerzo mostraron por participar. Al tratarse de algo ajeno a nuestro trabajo resultó difícil cuadrar agendas para poder quedar, pero con la ayuda y el esfuerzo de todos hoy ya es una realidad.

Camino a Fridonia narra la relación de dos chicas que pertenecen a mundos diferentes y que se conocen en lugar donde reina el miedo, donde la gente calla y agacha la cabeza ante las injusticias y donde las relaciones homosexuales no están bien vistas. Una de ellas (Alex) es un espíritu libre, acostumbrada a viajar y ver mundo, mientras que la otra (Juls) solo conoce lo que le han enseñado y es presa de los miedos que le han inculcado. A medida que se conocen los miedos de Juls van desapareciendo, dando paso a algo más que una amistad, dejándose llevar en cada momento por lo que le dicta su corazón. Todo parece ir bien hasta que Juls se encuentra mientras pasea con la sombra (el miedo) que hace que explote su pequeña burbuja de felicidad y le recuerda lo peligroso que es el lugar donde se encuentra, algo que había empezado a olvidar. Ese encuentro provoca que en un sueño vea lo peligroso de seguir con la relación, y la decisión de romper con Alex por su bien, para protegerla, porque es consciente de las consecuencias que podría tener.

Tras la ruptura ella intenta seguir con su vida pero algo ha cambiado, no se siente igual y mientras baila recuerda la intensidad de los momentos vividos, entendiendo que no están haciendo nada malo y toma la decisión de ir a buscarla para escapar a otro lugar donde puedan ser libres. Al llegar a su casa no la encuentra y corre en su búsqueda, pensando que ya puede ser tarde y no vuelva a verla. Al final consigue encontrarla en mitad de una plaza, y cuando se dispone a ir hacia ella aparece la sombra que se lo impide. Durante el forcejeo ve como Alex se va alejando y ante la desesperación de pensar que no volverá a verla expresa gritando públicamente que la quiere, algo que hace que la propia sombra se paralice y provoca la reacción de los habitantes, que ante una muestra de amor pública tan sincera reaccionan ya no son capaces de agachar la cabeza decidiéndose a actuar.

Todo el vídeo ha sido rodado en la ciudad de Terrassa (Barcelona), y hay algunos planos generales (donde no aparecen personajes) que són de Jaen (Alcalá la Real), para ayudar a crear un lugar diferente. Decidimos hacerlo todo en Terrassa para de alguna manera vincular a las personas de nuestra ciudad.

Quería que cualquier persona (homosexual o no) que viese el video pudiese empatizar con algo tan bonito como es el amor, y viesen lo injusto de no poder tener una relación normal solo por tratarse de personas del mismo sexo. Muchas veces no entendemos las cosas porque nadie nos las ha explicado, o porque no lo hemos vivido. Ver una historia de amor entre dos chicas es una manera de dar visibilidad al colectivo y hacer que otras personas empaticen con la causa.

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